lunes, 10 de mayo de 2021

El arte de los champús en dermatología veterinaria - artículo acádemico

 

El arte de los champús en dermatología

Este artículo revisa la tecnología actual relacionada con los champús veterinarios utilizados para perros y gatos. Se exponen los criterios utilizados para evaluar su eficacia, se revisan sus indicaciones en desórdenes queratoseborreicos, enfermedades parasitarias, bacterianas, fúngicas y alérgicas y, finalmente, se presentan las propiedades de los humectantes.


Introducción

El tratamiento tópico (de acción local) es extremadamente importante en el enfoque de numerosos procesos dermatológicos. Se dispone de varias formulaciones que pueden ser prescritas por el veterinario: champús, lociones, sprays, pomadas, cremas y geles. La elección varía en función del caso y debe tomarse en consideración la naturaleza y extensión de las lesiones, el temperamento del animal y la buena disposición del propietario para dedicar el tiempo necesario.

Actualmente, los dermatólogos veterinarios utilizan los champús de forma habitual.


Champús veterinarios: ¿qué son y cómo actúan?


Las formulaciones de champú tradicionales se componen de agentes tensoactivos (limpiadores, espumantes y acondicionadores), así como espesantes, suavizantes, agentes secuestradores,
conservantes, perfume y, en ocasiones, opacificadores y aditivos colorantes'.
Los tensoactivos son moléculas anfifílicas, es decir, dotadas de afinidad dual, tanto para el
agua como para el aceite. Los tensoactivos se componen de una parte hidrofílica ("cabeza" hidrofílica) y una parte lipofílica (" cola" lipofílica) (Fig. 1). Reciben el nombre de tensoactivos (componentes con actividad de superficie) debido a su propensión a la adsorción en diversas superficies de contacto (aceite/agua, aire/agua, etc ...), modificando las propiedades de la superficie de contacto (disminución de la tensión en dicha superficie y estabilización de la misma).
En el agua, los tensoactivos forman estructuras miceliales (Fig. 2). Estas estructuras corresponden a una ordenación molecular espontánea de las moléculas anfifílicas, cuyo objetivo es reducir al mínimo el contacto de la parte lipofílica del tensoactivo con el medio acuoso. El proceso de formación de micelas explica muchas de las propiedades tensoactivas y, en particular, su capacidad para emulsionar, así como para solubilizar y dispersar aceites, suciedad y desechos, facilitando su eliminación con agua. El proceso de emulsificación desarrollado por los tensoactivos se resume en la Figura 3. La parte lipofílica de la molécula tensoactiva envuelve los compuestos oleosos (inclusive los desechos) para formar una micela.

Los champús para mascotas, lo mismo que los champús para uso humano, tienen que garantizar la limpieza del pelo y la piel, dejándolos suaves, flexibles, brillantes y fáciles de manejar. Sin embargo, los champús para mascotas deben presentar propiedades limpiadoras excelentes, mejores que las de champús de uso humano. Por lo tanto, se preparan con mayores concentraciones de agentes limpiadores y, en consecuencia, deben formularse con combinaciones apropiadas de agentes tensoactivos con objeto de combinar propiedades limpiadoras favorables y una tolerabilidad local perfecta sobre la piel canina y felina. Asimismo, exceptuando algunos champús muy especficos, los champús para mascotas tienen un pH fisiológico adaptado al pH de la piel canina y felina. Otra característica importante de los champús para mascotas es su facilidad de enjuague. Esto es debido a que los agentes tensoactivos pueden causar irritación cutánea cuando no son eliminados por completo durante el aclarado, y también a que los perros y los gatos lamen a menudo su pelaje ingiriendo restos de champú.
Tras haber adoptado estas precauciones, es importante evaluar la tolerancia local de la fórmula. Para ello se utilizan, en primer lugar, modelos experimentales con métodos in vitro aternativos si los componentes de la fórmula son irritantes, y a continuación, pruebas in vivo estandarizadas, que optimizan los potenciales efectos secundarios de la fórmula. Por último, la tolerancia local y la eficacia se evalúan en perros y gatos afectados por procesos para los cuales esté indicado el champú.
La piel canina y felina es a menudo más sensible que la humana debido a diferencias anatómicas y fisiológicas, entre las que destacan el espesor de estrato córneo (más fino), el pH de la piel (relativamente más alcalino) y la densidad de los folículos pilosos (más alta), que pueden facilitar la penetración cutánea de principios activos.
En resumen, los champús veterinarios, a diferencia de los champús humanos, están diseñados específicamente para perros y gatos tomando en consideración las diferencias anatómicas y fisiológicas y sus enfermedades específicas. En consecuencia, son formulados con características y componentes
muy específicos, así como el pH y agentes limpiadores adaptados. La tolerancia local y la eficacia son parámetros fundamentales que los laboratorios veterinarios evalúan durante el desarrollo de los productos para las especies de destino y las indicaciones específicas. Esta evaluación se lleva a cabo antes del lanzamiento, a diferencia de lo que ocurre con champús y otros productos tópicos diseñados para humanos.

¿Cómo se utilizan?


El tratamiento tópico debe estar precedido siempre de un adecuado lavado de la piel con un limpiador tópico. Lo ideal es aplicar dos veces un champú dotado al mismo tiempo de propiedades limpiadoras y terapéuticas. 
El efecto mecánico del baño (eliminación de escamas y costras) es beneficioso en todos los casos. El agua hidrata el estrato córneo, aunque su efecto es transitorio en ausencia de agentes hídratantes.
Un champú puede utilizarse en una zona limitada (por ejemplo, barbilla, patas, zona dorsolumbar o ventral), igual que se utilizan en humanos para zonas de piel pilosa o, lo que es más corriente. sobre toda la superficie corporal de un perro o un gato para tratar procesos generalizados.
En la segunda aplicación, el champú debe dejarse actuar durante algunos minutos para permitir que los principios activos se absorban correctamente y accedan en niveles suficientes a las capas celulares profundas. Este período oscila entre 5 y 15 minutos en función del preparado elegido, su concentración, el tipo de base y la enfermedad de la piel. A continuación, debe enjuagarse la piel concienzudamente, durante un mínimo de 5 minutos, para evitar la irritación y permitir que la piel adquiera una hidratación adecuada.
El champú puede aplicarse varias veces por semana durante dos semanas. Seguidamente, la frecuencia se reduce hasta llegar al intervalo más prolongado durante el cual el tratamiento es todavía eficaz, habitualmente entre una y dos semanas aproximadamente.

Eficacia del tratamiento con champú

El criterio principal en la evaluación de la eficacia de los champús es la mejoría clínica (más adelante se aborda la eficacia en indicaciones específicas)". Aunque su empleo se ha incrementado considerablemente en Norteamérica durante los 25 últimos años, la aceptación en Europa ha sido
más lenta. No obstante, actualmente los champús se utilizan profusamente en Europa a pesar de que se les había considerado contraindicados, e incluso nocivos, en los años 60. Este dogmatismo era un error que, probablemente, haya retrasado considerablemente el empleo de los champús medicinales que los dermatólogos veterinarios consideran hoy indispensables.
La eficacia de los champús sobre la hidratación cutánea, la película de lípidos en la superficie y el estrato córneo, que revisten gran importancia en los trastornos queratoseborreicos, puede evaluarse objetivamente mediante diversas técnicas, entre las que destacan la medición de la pérdida transcutánea de agua, PTEA (o transepidermal water loss, TEWL), el recuento de corneocitos, la medición del espesor de la capa córnea, la abrasión ("stripping"), el análisis químico de la película de lípidos, la medición del contenido hídrica, la biopsia superficial y la corneometría.

En los últimos años se han mejorado considerablemente formulaciones tópicas, especialmente prolongando la acción de los principios activos aplicados sobre la piel. El microencapsulada en liposomas prolonga el efecto hidratante. El microencapsulado en microvesículas multilaminares, como
Spherulites's, incrementa la biodisponibilidad de los agentes terapéuticos y estimula las propiedades hidratantes inmediatas y residuales. Los agentes activos se liberan a través de la rotura de la membrana. Los tensoactivos Spherulites® son anfifílicos y poseen dos partes antagonistas, una hidrofílica y
la otra hidrofóbica. Se unen para formar fases laminares y se ordenan en capas concéntricas mediante un proceso de fabricación específico. Son multilaminares y cada membrana actúa como una barrera de difusión para reducir la pérdida de principios activos al medio externo. Actúan como vehículo para un gran número de agentes activos, hidrofílicos o hidrofóbicos (lipoñlicos), liberados continua y progresivamente en la superficie de los pelos y la piel. Esta formulación tensoactiva es muy útil en dermatología, dado que permite el acceso de componentes activos hidrofílicos a un medio oleoso
y, a la inversa, de componentes activos hidrofóbicos a un medio acuoso. El tipo de tensoactivo es variable; en algunos casos se trata de tensoactivos catiónicos cuya carga es positiva, por lo que Spherulites® se acopla preferentemente al pelo y a la piel, mientras que en otros casos (tensoactivos no iónices), la carga es neutra permitiendo que Spherulites® penetre en las capas cutáneas más profundas. En un estudio se ha demostrado que Spherulites® no iónicas pueden penetrar en la epidermis, los folículos pilosos, las glándulas sebáceas y la dermis. La presencia de quitosanida en las Spherulites® catiónicas refuerza su carga positiva y, mediante la formación de una película que rodea el pelo, consigue propiedades hidratantes excelentes y efecto prolongado.
Recientemente se dispone de una nueva formulación veterinaria (microemulsión espumante), con una solubilidad excelente de los principios activos (particularmente hidrófobos). Las microemulsiones intensifican también la biodisponiblidad de los principios activos, que difunden fácilmente y poseen
también un efecto limpiador eficaz.

Conclusión

Las estrategias de tratamiento y prevención, en dermatología veterinaria, incluyen frecuentemente el empleo de champús medicinales. El plan terapéutico debe ser definido tanto a corto como a largo plazo para obtener los mejores resultados, intensificar el cumplimiento de los propietarios y limitar los efectos secundarios potenciales. Incluso con los enormes progresos recientes realizados en la dermatología
de los animales de compañía, sigue imperando cierto grado, tanto de arte como de ciencia, en el planteamiento del tratamiento tópico óptimo.

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Recuperado de:
Carlotti, D. N., & Gatto, H. (2006). El arte de los champús en dermatología canina y felina: estrategias de tratamiento y prevención. Clínica veterinaria de pequeños animales26(1), 0029-38.
 

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